20150516

Algunas cosas sobre los cabros muertos.

Algunas cosas sobre los cabros  muertos.

X John uberuaga

Habrá tiempo todavía / para decirle / Madre / buenas noches / regresé / con una bala en la cabeza / he ahí mi almohada / quiero echarme / y descansar.
Si la guerra / alguna vez toca la puerta / diles / que estoy descansando /  Ghassan Zaqtan (Palestina, 1954)

"es imposible la existencia de las personas sin la existencia de la propiedad privada”. Jaime Guzmán, citando a al papa Pio XI

1
                                                                                 
Diego y Ezequiel, y otras 100 personas estaban replegándose de la manifestación principal cuando un narco los agarró a balazos.
La operación policial podría calificarse de un éxito. Los carros blindados lanzándose a toda velocidad detrás de estudiantes, profesores, manifestantes, capuchas. etc... tapados en gas lacrimógeno, como un sudario.
Con el 21 de Mayo tan cerca es importante para la policía hacer un estudio de las tácticas represivas, y una medición de las fuerzas callejeras.
Así que Diego y Exequiel y otras 100 personas se replegaron y corrieron, como si así el capitalismo  no pudiera alcanzarlos, hasta calle Huito, entre Salvador Donoso y Yungay.

2

Giuseppe Briganti Weber,  pimpón para los pasteros, aparece en muchas de sus fotos de facebook mostrando anillos y relojes de oro, autos caros, armas automáticas. Hay una foto en donde tiene puesta una máscara de Guy Fawkes, y frota contra su cara un grueso fajo de billetes de color naranjo y azul.
Una señora vecina del asesino aclaró que la familia de Briganti Weber es dueña de los cafés con piernas y toples que están en esa cuadra, y que suelen ostentar su condición de raza superior y blanca han agredido antes a vagabundos y comerciantes callejeros. Los capuchas más jóvenes le gritaban que era un narco culiao, que teníamos q entrar todos y pitiarnos al narco culiao.

3

Los pacos, Fuerzas especiales de Chile, armados hasta los dientes, entrenados por las fuerzas fácticas del estado, seleccionados con pinzas, con una nutrida historia de experiencia en manifestaciones y asesinatos, a bordo de vehículos que costaron millones de pesos, aseguraron no saber nada de primeros auxilios y no tener ningún botiquín, ni gasa, ni alcohol, ni nada. Se limitaron a esperar (con una paciencia conmovedora), y a retirar a la gente del lugar de los hechos y dejarlo limpio para cuando llegaran los perros más grandes. Indolentes a las peticiones de todos, de que los llevaran ellos mismos al hospital, que por cierto no queda a más de 5 minutos de la plaza, negándose incluso a permitirnos retirar a los heridos en vehículos particulares.
Una vez que Ezequiel y Diego se habían desangrado (unos 30 minutos después de que Briganti les disparara), los pacos subieron sus cuerpos a los vehículos y se los llevaron del lugar. Alguien, no recuerdo quien ni como, se encargó de borrar las manchas de sangre del piso. Cuando volví a mirar la mancha roja donde estaban tirados los cabros, solo vi una poza de agua oscura.

4

Una hora antes que mataran a los cabros, profesores, estudiantes, pobladores, capuchas, trabajadores, etc. gritábamos y exigíamos la necesidad de construir una experiencia educativa que no se base en la Competencia y que no esté al servicio del Capital. Precisamente, en un territorio donde se educa sin amor ni compromiso, se cría una sociedad indolente, personas que pueden esperar con una paciencia conmovedora (y riendo por dentro) a que otros mueran, que pueden frotar sus rostros con dinero y sin asco, para quienes la defensa de la propiedad privada es una religión.
Diego y Ezequiel y todos los que nos manifestamos el jueves 14 de Mayo, jueves negro, creemos que la práctica crítica, cultural y solidaria, tanto en la calle como en nuestra cotidianeidad, aunque esta cotidianeidad sea horrorosa, puede ayudarnos a reparar todo esto. Toda este experimento capitalista, todo este tubo de ensayo en donde vivimos.

5

Sabemos, siempre hemos sabidos, que  estar en una marcha, en una protesta, en una barricada, es estar denudo y descalzo, como el invierno, ante el fascismo, y que cualquier compañero, compita, colega o capucha que esté  a tu lado es tu hermano de sangre.

6

A los cabros los mató un narco.
Pero no solo un narco
Los mató todo el capitalismo, toda la historia de fascismo y dictadura que pesa en nuestros hombros.
Les disparó la misma mano que mató a Claudia López, a Alex Lemun, a Matías Catrileo  a Rodrigo Cisternas, a Manuel Gutiérrez, a Pablo Jiménez. La misma mano que le prendió fuego a los cerros de Valparaíso y a los bosques del sur.
La misma mano que paga para que en nuestro país la educación siga siendo un bien de consumo.



7

Cuando los pacos dejaron morir a Diego y Ezequiel desangrándose en el piso, cuando los manifestantes se dieron cuenta que no hay nada que pudieran hacer, plaza Victoria se convirtió en ese  callejón (esa Isla) que es esta ciudad a veces. Era como intentar caminar y escuchar bajo el agua.

Chile tiene formas crueles de recordarnos que vivimos en un país esencialmente fascista, y este pequeño pueblito frente al mar sigue quemándose. 

Giuseppe Briganti Weber,

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