20100809

Forestal - John Uberuaga

(Obra completa disponible para lectura gratuita y en línea al final de la entrada)

PRÓLOGO 

Aún era verano cuando le robamos los ojos a los árboles y los hicimos rodar como relojes a cuerda. Era una edad de manzana, de bicicletas rotas de ojos como ampolletas. Eran días resbalosos como ranas recién sacadas del estero, días sin anclas sin cables a tierra.
 
El jardín estaba siempre lleno de cosas sin acabar 
y de árboles sin hojas. 
Eran globos o círculos de humo, viejo. 
Era humo al fin y al cabo. 
Aún era julio cuando los malos amigos se internaban en la selva, la mala vida les robaba el corazón o los escondían dentro de los ojos de los callejones como si fuera septiembre, y en la radio sonaban canciones sucias habladas en inglés, las micros subían chillando resortes oxidados y rancheras y en las esquinas, calladitos, los asesinos y los pasteros recitaban poemas que no ha escrito nadie.
 
Me gustaban las tardes en el cerro cuando andabas por acá y no llamabas nunca, cuando mi vieja no elegía las mejores flores del patio para ir a dejártelas a la tumba chica y helada donde te dejaron.





Aquí estamos.



1
Fue en la barra de un bar. Una tasca de hijos sin padre.
los días se buscaban sin hallarse, compartiendo la chaqueta, los zapatos y hasta la misma sombra
los borrachos se fugaban por las paredes y sus rostros se derretían.
parecían cartas quemándose en la hoguera.
Aquí estamos,
- me dice casi en secreto, un veterano del insomnio
así de chicos, errantes, llenos de viento”






FORESTAL


(a mi viejo)




Las polillas se pelean furiosamente los hoyos de tus camisas
por los bolsillos rotos de tus pantalones caen como pasajes de micro extraviados
tus viejos consejos sin filo
que no te cases nunca, que las minas son panales de abejas asesinas
que lárgate cuanto antes de este cerro de mierda.
tus viejos consejos sin filo
caen como culebras azules del terno con el que fuiste a tu entierro,
caen como ciempiés aprendiendo a volar
como poemas escritos por alguien que piensa que tiene frío
y que no logra recordar el funeral de su viejo.
yo lavo tus trapos sucios en la cocina
y el fantasma del perro a quien más he amado
me ladra y me menea la cola perdido aún en un río.


me preguntas como está el cerro,


Está tal cual lo abandonaste
La maleza llena de espinas
llena el jardín
y tiene ese aroma venenoso a libertad y a las 3 de la mañana,
mucho más que las flores que murieron cuando terminó el verano.


Desde mi cerro, que parece un cometa averiado,
un pedazo de tierra desprendido del planeta
lleno de casas tontas y hechas a la rápida,
como las letras en la carta de un suicida.
Veo la esmeralda reposar en su lecho de sangre hirviente,
allá en ese horizonte vagabundo de los forasteros
los ridículos edificios de la ciudad a la que bajábamos como ladrones de ganado
que jamás se llenarán de campanarios y que además me tapan la vista al mar
las plazas sin otoños llenas de hijos sin padres.


Desde acá no veo tu tumba
y de ella no conservo ni una sola fotografía,
aunque me decías
que tu tumba sería el mar
yo te guardo en los bolsillos de las chaquetas que usabas
cuando aún no nos conocíamos
ni sabíamos que tendríamos que despedirnos.

FORESTAL - John Uberuaga

1 comentario:

  1. hola , les invito a hacer un recital poético en nuestra librería ¿les parece?
    Contactarte al 83912991
    saludos

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el hilo de la palabra...